La esperanza de cambiar la pobreza por progreso en las zonas cafetaleras

Fotos: Fabiola Valle.

Las cafeterías de Lima lucen acogedoras, modernas, sencillas o sofisticadas. De pronto se habla de un boom cafetalero. Muchos jóvenes optan por la carrera de barismo en busca de nuevos sueños. Sin embargo, hay otra cara de la historia. Los productores cafetaleros -en su mayoría- viven en situación de pobreza y se ven obligados a migrar y abandonar el área rural.

Según el estudio de la Línea de Base del Sector Café en el Perú, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas (PNP) , uno de los principales problemas es la débil institucionalidad que impacta en su desarrollo y competitividad.

De 223 mil familias dedicadas al café en el campo solo 56 mil están asociadas bajo el modelo cooperativo. El resto de productores se mantiene al margen. Hay desconfianza en los modelos existentes, principalmente porque son pobres y no quieren invertir en procesos organizativos.

La Junta Nacional del Café representa a los productores organizados (20% del total de productores). La falta de recursos humanos e ingresos financieros la ha llevado a priorizar actividades de asistencia técnica, sin poder brindar apoyo constante a sus bases, de acuerdo al estudio elaborado en 2016. A pesar de estas limitaciones mantiene un rol de negociación e incidencia política en beneficio de los productores cafetaleros a nivel nacional.

La Cámara Peruana de Café y Cacao, que agrupa al sector empresarial, mantiene una agenda centrada en el negocio de exportación, apuesta principalmente por cafés de volumen y algunos de sus asociados tienen limitados programas de apoyo a los productores.

Según el estudio, los bajos niveles de producción y calidad del café peruano impactan negativamente en su competitividad e inciden en la pérdida de bosques.

La baja productividad se debe principalmente a que las fincas tienen un deficiente manejo técnico. Los agricultores producen con sistemas tradicionales y son renuentes al cambio, tienen una escasa visión empresarial y ambiental.

Tampoco hay incentivos para mejorar la calidad de la producción: los acopiadores no pagan ni premian la calidad del grano. Las cooperativas no tienen recursos humanos especializados ni laboratorios para evaluar la calidad.

No existen incentivos que promuevan medidas de sostenibilidad ambiental y el mercado no reconoce el costo de aplicación de alternativas de mitigación y adaptación. Una vez que las fincas dejan de ser productivas, ingresan en nuevas áreas degradando los bosques.

EXTREMA POBREZA

Miles de familias cafetaleras siguen viviendo en situación de extrema pobreza. Tienen un deficiente acceso a servicios de salud y educación de calidad. En la gran mayoría de zonas cafetaleras, la conectividad es débil y costosa, debido a la precaria red vial y a la falta de integración de telecomunicaciones en la zonas. Esto se debe a que los gobiernos regionales y locales no dan prioridad a obras de infraestructura, como tampoco lo hacen los productores de servicios. Por ello, los servicios existentes son costosos y difíciles de pagar. Así lo describe el diagnóstico del PNUD.

Por si fuera poco, las zonas rurales generan pocas oportunidades de empleo y el café solo ofrece jornadas temporales y bajos. También hay oportunidades laborales para los jóvenes y poca capacitación y oportunidad para las mujeres.

El documento refiere que el consumo de café a nivel país es muy bajo,  y que carecemos de una estrategia de promoción a nivel nacional e internacional: «El café peruano sigue siendo reconocido como un café de baja calidad, debido a que no existe ningún control o certificación nacional para la exportación que evidencie una marca país; solo hay diferentes certificaciones según los mercados nichos, a los cuales acceden principalmente las cooperativas».

Como conclusión tenemos los siguientes problemas:

-Débil promoción de cafés y bajo consumo interno.

-No hay estrategia de comercialización diferenciada entre cafés convencionales y de calidad.

-El café peruano es cotizado como café de baja calidad en la Bolsa de Valores por falta de norma técnica vinculante Se carece de estudios de mercado y se desconocen los beneficios de los TLC.

Estos datos se obtuvieron gracias a entrevistas con actores claves durante talleres regionales realizados en Moyobamba (San Martín), Tingo María (Huánuco), Jaén (Cajamarca) y Quillabamba (Cusco).

El panorama podría cambiar con la próxima publicación del Plan Nacional del Café (el 28 de junio) y la estrategia de promoción que realizará el Ejecutivo, a través de PromPerú.

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