Marcelo y Susana encontraron en el café la oportunidad de progresar y esta es su historia

Fotos: Nancy Onaga

Es el segundo día en Satipo y estamos camino al centro poblado Nueva Palestina en Pangoa. Es un tramo largo y accidentado. Luego de muchos saltos que ocasiona el camino y risas que provocan las bromas de mis compañeras de viaje llegamos  al Fundo “El Triunfo”, propiedad de los esposos Marcelo Ramos y Susana Cunya Almonacid.

La hermosa vista que rodea la casa te hace olvidar la ciudad. Árboles verdes y coposos, se unen en el horizonte con un cielo hermoso lleno de nubes de algodón.

Don Marcelo, un hombre de apariencia delgada y no muy alto, nos recibe calurosamente junto a su esposa. Acomodan estratégicamente las sillas para poder conversar. Frente a ellos, noto algo de nervios que va desapareciendo a medida que empiezan a contar su historia. Son gente de campo, sencilla y amable, pero claramente con voluntad de hierro para seguir viviendo para y por su tierra. Don Marcelo tiene 55 años y desde hace 18 años siembra café en su propiedad, pero desde joven ya estaba ligado al café.

¿Por qué el “El Triunfo” preguntamos? Y dice con humildad y firmeza: “Pienso que todo agricultor puede triunfar”. Sus ojos brillan al hablar. 

Foto: Fabiola Valle

Cuando es temporada de cosecha, su día empieza a las cuatro de la mañana. “Mucho trabajo, en época de cosecha faltan manos para aprovechar el tiempo y ganarle a la lluvia inesperada”, explica. Su esposa Susana, de 49 años, se encarga de preparar los alimentos y atender a los trabajadores.  Ahora es todo más organizado, haber sido beneficiado por DEVIDA con la secadora solar en su fundo, ha optimizado esa parte de la cadena productiva. Don Marcelo, natural de Huancayo, refleja optimismo y se le nota feliz cuando habla de lo que ha logrado hasta el momento en Pangoa.

LLEGADA A PANGOA

Cuando llegó de la sierra quería seguir viviendo con las costumbres de su tierra. Terreno plano y libre de bosque, pero rodeado de sus plantas sembradas, sin embargo, al pasar el tiempo, lo cultivado fue muriendo y el agua desapareció. No entendía por qué. Un amigo ingeniero le explicó que era por la tala de árboles que había realizado y que debía reforestar al menos tres hectáreas del terreno para recuperar todo y que el agua regrese. Pasó algunos años para ver nuevamente renacer el verde, los hermosos árboles y la variedad de cafetos en su fundo.

APOYO Y CAPACITACIÓN

DEVIDA (Comisión Nacional para el Desarrollo y vida sin Drogas) ha beneficiado a este caficultor con micas solares para el secado del café. Los dueños de ‘El Triunfo’ han recibido capacitación para el uso y mejoramiento de la calidad de su café.

El café de Don Marcelo es de variedad Catuai, Costa Rica y Gran Colombia, las cuales son más resistentes al ataque de La Roya. Su café y el de otros caficultores se comercializa a través de la Cooperativa Pangoa, la cual agrupa a pequeños productores de café y cacao de la zona.

 

Foto: Fabiola Valle

El café es su vida, su tierra le genera el alimento y tiene otros plantíos. “Cómo sería nuestra vida, si todo fuera como antes, ahora con las capacitaciones que nos brinda la cooperativa me siento organizado, contento y dedicado a seguir diversificando mis cultivos. Tengo plantones como el pacay que brindan sombra y se complementa con el café. También el maíz, yuca y frutas como palta mango, plátano. Todo es en forma natural, siento que ayudo al medio ambiente, yo amo mis plantas”, explica Susana, su compañera de toda la vida. Progresar no es (siempre) una utopía.

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