
Pacae es un café delicioso de Villa Rica que tiene una historia marcada por el esfuerzo y el amor de la tierra de un grupo de mujeres. Marlene Moali administra El Silencio, una finca que mantiene la tradición de los colonos austro alemanes que llegaron a esta parte del Perú a cultivar los primeros cafetos.
Carlos Moali Trigeri sembró los primeros cafetos en Canal de Piedra, camino a Oxapampa. Su hijo Vicente continuó con la tradición en la zona de El Palomar y el mayor de sus diez hijos, Carlos Moali Heidinger, trabajó la tierra desde los 16 tras la muerte de su padre. A los 23 se casó con Carmela Huerta, una profesora ancashina con la que se mudó a Yurinaki, zona nativa Yánesha.
Marlene Moali es la hija mayor de Carlos y Carmela. El Silencio es un pedacito de paraíso ubicado en El Oconal, con cafetos cubiertos de pacaes y otras especies nativas.
Son cinco generaciones cultivando café. El Silencio es la continuación de una herencia.

En El Silencio cuidan y entienden los lentos procesos de la buena tierra para producir cafetos que en la taza se presentan con cuerpo, aroma y acidez. No usan pesticidas ni agroquímicos. «Atendiendo todos los procesos con amor, la naturaleza y el cosmos fluyen positivamente a nuestro alrededor, facilitando una cosecha que en la misma taza integra el territorio, las aves, nuestras especies, nuestra biodiversidad y la elaboración del café en tu mesa», nos dicen en Pacae Café.

Los cafetos se desarrollan bajo sombra de pacaes, árboles de más de 50 años, y de otras variedades nativas.

En la chacra producen diferentes variedades de cafetos de origen arábica como el típica, caturra, catuaí.
Probamos hace poco su café y nos gustó mucho. Es un café suave, de notas florales, con acidez media y buen cuerpo.
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