Familia Vargas Coronel: si pudimos vencer a la Roya Amarilla también podemos con esta pandemia

El hijo mayor es actualmente responsable de una asociación de cafés de especialidad del distrito de Soritor en Moyobamba y, junto a su padre, están apostando por mejorar la calidad, ser consistentes y mantener los perfiles de café en su finca.

En los bosques húmedos del valle del Alto Mayo, en la región de San Martín, se encuentra el caserío de Juan Velasco. Aquí se ubica la Finca La Fortaleza. La familia Vargas Coronel es la dueña y está formada por 7 miembros, 5 de ellos los hijos de Eli Vargas y Luzlinda Coronel. El nombre de su finca es el reflejo y el sacrificio de toda familia cafetalera en el Perú.

Joimer Vargas tiene 22 años, es el hijo mayor, y cuenta que en el 2011, tras largos sacrificios por obtener la mayor cantidad de granos de café de la variedad caturra amarilla, trabajaron en la tierra días enteros, más de 10 horas al día. Era pequeño aún y junto a su hermano Franklin y su padre, vieron como la roya atacó sus cafetales y toda la producción cayó.

Lo perdieron todo. Eli y Luzlinda tuvieron que mudarse más cerca de la ciudad, los hijos crecían y debían asistir a la escuela. Pero insistieron con el café, se repusieron, lograron abrir nuevas chacras, sin dejar de lado las que fueron afectadas por la roya. Empezaron de cero, retomaron la producción de café y nació la Finca La Fortaleza.

Buscando granos de calidad

Joimer recuerda que en el 2014 apareció una oportunidad perfecta para darle vida a los cafetales. Las ganancias con la producción de café no incrementaban. En el caserío, se escuchaba sobre la posibilidad de ser socio de una cooperativa que brindaría capacitaciones y compraría el café a un mejor precio, si aplicaban prácticas más amigables con el bosque.

Se trataba de la Cooperativa del Bosque de Protección Alto Mayo (COOPBAM), impulsada por la organización Conservación Internacional y el SERNANP,  quienes ingresaron a la zona desde el 2008 y apostaron por financiar un proyecto que promueva el café sostenible. Fue cuando el padre de Joimer, Eli Vargas, no solo decidió ser socio. Quiso involucrarse y fue el primer presidente de la cooperativa.

Joimer Vargas se encuentra en constante aprendizaje, para seguir apoyando en mejorar la calidad de los productores.

“Notamos el cambio, fuimos capacitados y vimos la necesidad de no abrir más chacra, sino manejar bien al café”, cuenta. La curiosidad por los cafés de especialidad embargó a Joimer y a su padre, quienes pusieron en marcha prácticas de fermentación y post cosecha para mejorar la calidad de su finca, llegando a los 85 puntos en rendimiento de taza. Obteniendo, de esta manera, mejores precios en el mercado.

El futuro de Joimer

Actualmente, Joimer está creciendo y entregando su vida al café peruano. Tuvo la oportunidad de llevar cursos de catación con el apoyo de la cooperativa, donde pudo ser asistente en el área de control de calidad durante dos años. Luego apoyo a abrir una cafetería en la ciudad de Rioja, pero por la pandemia tuvo que cerrar.

«No somos ajenos al sufrimiento del productor» , dice Joimer.

Algunas puertas se cerraron, pero otras se abrieron y Joimer es hoy el responsable del laboratorio de la Asociación Agricultores de Cafés Especiales y Sostenibles Selva, donde verifica la calidad de los cafés del distrito de Soritor, en la provincia de Moyobamba. Y no deja de capacitar todo el tiempo a su padre, para obtener mejores cafés en su finca La Fortaleza.

Joimer agradece a Jorge Morocho, catador Q Grader, su maestro. Le enseñó a reconocer los cafés de calidad. Para ser barista, uno de sus sueños, tienes que saber tostar, catar y relacionarte con el agricultor. Lo tiene claro y lo resalta.

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