El café y el Día Mundial del Agua

Foto: Diego Romero / Cámara Peruana de Csaé y Caco

El Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo para recordar la relevancia de este líquido esencial en diversas actividades, incluyendo la caficultura. 

A pesar de que todas las actividades sociales y económicas dependen en gran medida del abastecimiento de agua dulce y de su calidad, 2 200 millones de personas viven sin acceso a agua potable. Esta celebración tiene por objetivo concienciar acerca de la crisis mundial del agua y la necesidad de buscar medidas para abordarla de manera que alcancemos el Objetivo de Desarrollo Sostenible No 6: Agua y saneamiento para todos antes de 2030.

El agua -resalta Naciones Unidas- está muy amenazada por el crecimiento de la población, las crecientes demandas de la agricultura y la industria, y el empeoramiento de los impactos del cambio climático.

La forma en que valoramos el agua determina cómo se gestiona y se comparte.

La importancia de valorar los bosques, el agua y la naturaleza. Foto : Diego Romero / Cámara Peruana de Csaé y Caco

EL CAFÉ Y EL AGUA

Durante todo el proceso del café, incluso hasta que llega a la barra de una cafetería o tu casa, el agua es clave.

La Asociación de Cafés Especiales (SCA, por sus siglas en inglés) sostiene que “la manera en que se produce y se procesa el café puede ser parte de la solución a la crisis del agua, o del problema.”

Según un estudio realizado por IHE Delft Institute for Water Education (el centro internacional de educación hídrica más grande del mundo), se necesitan aproximadamente 140 litros de agua para producir una taza de café de 125 ml.

La misma investigación es puntual en estos términos: El café es, en términos económicos, el producto agrícola más importante que se comercializa en el mundo. Producir café requiere mucha agua.

«El estudio explica que, aunque la cantidad de agua utilizada variará dependiendo de si se realiza un proceso húmedo o seco, la mayor cantidad se emplea durante la etapa de crecimiento de la planta.

El estudio da un dato estremecedor: «Beber té en lugar de café ahorraría mucha agua. Para una taza estándar de té de 250 ml, necesitamos 34 litros. de agua. Esto significa que el té requiere aproximadamente ocho veces menos agua que el café».

El agua que se necesita para beber café en los Países Bajos en realidad no es agua holandesa, advierte la investigación, porque el café se produce en América Latina (Brasil, Colombia, Guatemala, El Salvador, México, Costa Rica, Nicaragua, Perú, Honduras, etc.), África (Togo, Tanzania, Uganda) y Asia (Indonesia, India): «Las fuentes más importantes son Brasil y Colombia. También hay una gran cantidad de café importado de Bélgica y Alemania, pero estos países no no producen el café por sí mismos y son simplemente países intermedios, donde el café solo es de tránsito o actualizado de café verde a tostado. El agua necesaria para hacer café depende particularmente del clima en el lugar de producción y los rendimientos. por hectárea que se obtienen. Este último depende en parte de las condiciones climáticas, pero también de las condiciones del suelo y practica de gestión. Para las necesidades generales de agua, apenas hay diferencia entre seco o húmedo. Se aplica el proceso de producción, porque el agua utilizada en el proceso de producción húmedo es solo una fracción muy pequeña (0,34%) del agua utilizada para cultivar la planta de café. Sin embargo, esta cantidad relativamente pequeña de agua puede ser en realidad, a menudo un problema, porque se trata de agua que se obtiene de las aguas superficiales o subterráneas, que es a veces escasamente disponible. Además, las aguas residuales de las fábricas de café suelen estar muy contaminadas.

El gran volumen de agua para cultivar la planta de café proviene del agua de lluvia, que es otra fuente, donde hay menos competencia entre usos alternativos que en el caso de las aguas superficiales o subterráneas.

CAFÉ SOSTENIBLE

Cuando hablamos de Café Sostenible vale la pena recordar la definición del término, de acuerdo con Conservación Internacional: «El café, no es inmune al cambio climático. Como todos los productos agrícolas, el café depende de la naturaleza para prosperar. Necesita agua, suelo que no haya sido inundado, erosionado o degradado. Depende de temperaturas constantes. El café es particularmente sensible al aumento de temperatura, lo cual reduce su crecimiento, floración y fructificación y lo hace más sensible a las plagas y enfermedades​. E igual de importante, el café depende de los caficultores; millones de personas a lo largo del trópico. Pero, dado que la mayoría de ellos son pequeños productores, su habilidad para adaptarse al cambio climático es limitada».

El valor del agua, destaca Naciones Unidos, es mucho más que su precio: el agua tiene un valor enorme y complejo para nuestros hogares, la cultura, la salud, la educación, la economía y la integridad de nuestro entorno natural. Si pasamos por alto alguno de estos valores, corremos el riesgo de gestionar mal este recurso finito e insustituible.

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