Fotos: Katherine Fernández.
Cuando el día comienza, el cuerpo, el cerebro y el corazón tienen una palabra mágica: café. Astrid Gutsche no puede vivir sin café, cuando le falta siente que algo no está bien, como buena #coffeelover.
«No puedo vivir sin café», dice la dueña de Astrid & Gastón, mientras nos sirven un Espresso y un Americano con café de Jaén. Cuenta que si no toma esta bebida, la sensación de que algo no va bien la persigue.
La repostera y amante de los dulces, consume café desde que era una niña, a los 12 años, y vivía en su natal Alemania. «Amo los postres de café, cualquier cosa que tiene café, el aroma», dice, y cuenta que esta mañana -de la entrevista- se le derramó en la piyama y lejos de lavarla apenas la limpió para mantener la fragancia.
«Cada grano es como una persona», remarca. Astrid es de observar los granos, valorarlos. «Como café, los peruanos tenemos un gran café, no nos quedamos atrás en lo absoluto. El café está agarrando fuerza, felizmente», comenta.
Astrid lamenta que no se haya promocionado el café, quizás porque los peruanos mismos no lo valoraban: «Es maravilloso, tenemos una variedad increíble. Casi todo el mundo toma café y creo que es importante lograr un equilibrio con la naturaleza, donde se benefician los productores y se conserva la naturaleza.
Para ella, es clave que el caficultor cobre precios justos.
En Astrid & Gastón, el café es importante: «No puedes comer algo maravilloso y tomar un café quemado y mal tostado. La experiencia se va, y eso no puede ser». En la barra tenemos café de Jaén.
Declarada fanática del café, cada mañana se prepara la bebida en una prensa francesa. A veces usa otros métodos, y siempre está probando diversos orígenes Uno de sus objetivos, después de la pandemia, es recorrer fincas e investigar.
Toma diariamente unas tres tazas, pero la taza de la mañana, dice, vale por cinco. Astrid es una amante del café y una importante promotora de nuestra bebida. Sin duda, su aporte será clave para revalorizar nuestro producto bandera.
