Fotos: Katherine Fernández / Motorola 9 G Plus

Un 28 de febrero de 2020, en plena pandemia, Malva Pastry & Coffee nació con la esperanza de convertirse en un amplio espacio para el café especial y los postres en Magdalena. Todo parecía perfecto: un gran salón, mesitas y detalles cafeteros por todos lados. Para la segunda cuarentena, ya tenían otro local, cerca del mercado del distrito, pero este tuvo que cerrar.

Los esfuerzos se centraron en el negocio de la Av. Brasil 4064, Magdalena del Mar, donde ciertamente encuentras uno de los mejores brownies de chocolate de la ciudad. ¿La razón? Lleva un Ristretto por molde, la justa medida para que el más resistente a los dulces quede cautivado.

Bryan Ríos, barista y amante de las motos, nos recibe con un coldbrew de Gravity de Walter Flores. Es un clásico Orange Coffee, que nos refresca en una. Lo que sigue son Capuccino, Americano, cortaditos y una tanda de postres y salados que son el deleite del barrio, y de los que llegan de otros distritos o hacen su pedido por delivery.

«No sabíamos que iba a pasar todo esto, pero seguimos adelante y no nos detenemos. Seguimos aquí, y las ventas se han incrementado. La gente pide café en bolsa, molido o en grano para llevar», cuenta Bryam. El café es de Finca La Campiña de Walter Flores (Alto Palomar, Junín), quien está pendiente de los avances de la cafetería, como suele hacer con sus clientes.

El público, al comienzo, no entendía por qué un Americano podía costar seis soles, pero una vez de probarlo se dieron cuenta de que era un café de primero. «A pesar de la crisis, de haber modificado el local casi cuatro veces, hemos sobrevivido, y la gente ya sabe que estamos aquí, y viene», cuenta. Entre Americano, Capuccino y Espresso, este exestudiante de la Escuela Peruana del Café no deja de aprender cada día: «El consumo de café se ha incrementado con la pandemia. La gente está pidiendo café para preparar en su casa y nos pide recomendaciones».

Próximamente, incluirán métodos para preparar café.

EL ESPACIO DE LOS POSTRES

Cathy Chanduví, la dueña y hermana de Bryan, se encarga de los postres. Antes abastecía de dulces a la cafetería de Walter Flores que quedaba en Barranco.

«Los postres son un buen complemento para el café. Los brownies son muy solicitados, así como la torta de chocolate y los muffin con nips de cacao o arándanos», cuenta Cathy, quien pasó de la tecnología informática al negocio de la repostería, De hecho, ella no estudió repostería. Todo lo aprendió de la abuela y de su mamá, experta en pastelería fina. Prepara postres desde los 16 años. Y empezó a surtir cafeterías desde los 25. Hoy tiene 32 años.

El nombre de la cafetería evoca a una flor. Al comienzo, los postres llegaban acompañados de flores comestibles, sin embargo, por la cuarentena decidieron retirarlas por cuestiones de protocolo de seguridad.

«Yo quería tener mi cafetería», recomienda Cathy. Y el hermano barista era la mejor dupla. También están trabajando en sacar panes de la casa. A la fecha, ya tienen cachitos de queso, panes de pizza y otros.

Sin duda, visitar MALVA Pastry & Coffee es un placer para los sentidos.