¿Qué debe hacer el Perú frente al incremento del precio del café a nivel mundial?

Por David Gonzales, Coordinador de la Cámara Peruana de Café y Cacao

Las heladas en Brasil han alertado a la industria, las imágenes de cafetos cubiertos por la escarcha con hojas a punto de caer han aumentado el precio en 30% en una semana. Esto ocurre ahora; cuando Perú avanza en su cosecha y los otros países -fuera de Brasil- revisan sus pronósticos de producción para este 2021. 

El precio ha reaccionado alentado por la especulación del impacto de la noticia. Los problemas del cambio climático contrarrestan la crisis de disminución de los precios como efecto del aumento de la producción de los líderes -Brasil y Vietnam-. En el último lustro se abarató el café de mayor uso y con ello, todas las calidades de café se vieron afectadas. Además, los avances en cuanto a la tecnología de producción no han sido suficientes para lidiar con las heladas, que luego de 27 años se han mostrado con fuerza. 

Foto: Aura Guío.

En un mundo que aún se encuentra recuperándose del impacto de la pandemia; el precio resulta un factor sensible, más aún para el consumo del café.  El riesgo en el mediano plazo es que se incremente el precio para el consumidor y éste decida reemplazar el café por productos más económicos. 

En Perú, ¿qué sucede?

Finca Tasta en Satipo (Foto: Aura Guío)

La coyuntura de los buenos precios podría afectar el cumplimiento de los contratos fijados con antelación. El productor espera recibir más por su café, pero su cooperativa o empresa, toma decisiones a un precio distinto. Hoy más que nunca se necesita ver el corto y largo plazo, más aún, para un producto como el café que ha sido caja chica y no el negocio esperado de los productores, también cuya situación en el Perú ha estado congelada en la última década: otros países han elevado su producción y productividad en al menos 20%, nosotros no.

En el corto plazo, la satisfacción del precio es como ver en la cima la montaña ya escalada, mientras que, en el largo plazo, se ve una cordillera con subidas y bajadas. Como país debemos racionarnos y fijar un objetivo común; existen esfuerzos que hay que unificar y dirigir. Nuestro café se ha mantenido resiliente gracias al impulso de un férreo trabajo de: productores, cooperativas, empresas y ahora, emprendedores, quiénes pese a la pandemia han creado una vitrina al producto para el consumo local.

¿Qué nos toca hacer?  Tener racionalidad de largo plazo y no destruir vínculos comerciales que han costado años laborar: las exportaciones tienen el reto de brindar confianza y seriedad a los clientes externos. Es hora de fortalecer el servicio post venta con sensatez para fidelizar al cliente y ganar no sólo por una compra, sino por todas las que realice en el futuro.

Desde casa ya podemos tomar acción e incrementar las ocasiones en las que tomamos café peruano. Tenemos la ventaja de vivir un país productor con oferta propia y autoabastecimiento. 

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