Italia solicitará el estatus de patrimonio inmaterial de la humanidad a la Unesco para el café espresso, alegando que es «mucho más que una simple bebida».

“Es un auténtico ritual y una expresión de nuestra sociabilidad que nos distingue en todo el mundo”, dijo Gian Marco Centinaio, subsecretario de agricultura, al confirmar que se presentó la solicitud.

El espresso se convirtió rápidamente en una parte integral de la identidad nacional después de su creación en Turín a fines del siglo XIX. Beber espresso crea una ocasión para un encuentro, para hablar de política y fútbol, ​​para quejarse, para hacer las paces o para pagar una deuda, o simplemente una excusa para hablar de esto y aquello, reseña The Guardian.

Según el Instituto Italiano del Espresso, fundado en 1998 con el objetivo específico de salvaguardar y promover el espresso original, el mercado vale más de 4.000 millones de euros (3.300 millones de libras esterlinas) al año, y más del 90 % de los italianos beben una taza cada día, generalmente en una taza de porcelana.

Las estrictas normas del instituto para el espresso perfecto incluyen el uso de una mezcla de café certificada, equipos certificados e incluso personal autorizado.

Se especifica que la crema, la espuma más ligera que se asienta en la parte superior de la infusión oscura con cafeína, “debe ser uniforme y persistente durante al menos 120 segundos desde el momento en que se sirve el café sin remover”. 

Y se precisa que su color debe ser «marrón avellana a marrón oscuro [y] caracterizado por reflejos rojizos».

Centinaio dijo que la candidatura de espresso también era una forma de celebrar la interacción social de Italia, parcialmente detenida por las restricciones de Covid.

Se han realizado intentos anteriores de incluir el café espresso italiano en la lista de la Unesco, pero nunca se finalizaron oficialmente, supuestamente debido a la turbulenta política del país.

El subsecretario de agricultura dijo que confiaba en que la comisión nacional de la Unesco de Italia aprobaría la demanda, y se esperaba el veredicto en algún momento de la primavera (en Europa).