En la edición anterior de la revista, hay una entrevista magistral a Diego Campos, que es el Campeón Mundial de Baristas 2021, un muchacho colombiano, su historia está en una columna maravillosa, yo no tengo como comparar esa pluma, pero si quiero poner en la palestra el hecho de que estos eventos ponen el nombre, no solo de la persona , sino del país en lo alto de la comunidad cafetalera internacional. ¿Cómo se logra esto? No podemos creer  que es de un día para el otro (menos pretenderlo) , es la inversión de tiempo y trabajo del competidor, pero sobre todo, debería ser de la comunidad , que se generen estos espacios, que los representantes busquen la profesionalización de los que la conforman, que tanto lo privado como lo público, pongan de su parte.

Es bien fácil exigir a nuestros competidores los mejores puestos, pero ¿que estamos haciendo nosotros para contribuir en ello? , ¿cuál es nuestro aporte en su camino a lograr el tan ansiado podio?

Para que podamos tener a nuestros representantes en un mundial, debemos de tener una fase nacional.Estas a su vez deberían, en el mejor de los casos, tener fases regionales, que sean las que den los pases a los competidores a enfrentar las fases nacionales. Haciendo ese esfuerzo tendríamos a representantes más preparados, competidores que pueden pulir presentaciones a través del feedback de los jueces. Sin contar cómo desde las competencias podríamos crear una trazabilidad real, para que el barista pueda contar ese camino del «bean to cup». Tener un campeón mundial no solo debe ser la responsabilidad de uno, si no el resultado colectivo de un país con la ruta clara para lograr la meta.