En el Perú, el camino de las caficultoras no es fácil y July Pinillos, coordinadora de género del Proyecto Alianza CAFE – TechnoServe, lo sabe. Trabaja para promover el empoderamiento económico de las mujeres cafetaleras porque considera que “es parte esencial de la cadena productiva”. Es consciente, que urge un trabajo articulado entre los diferentes actores de la cadena de valor, las organizaciones de productores y las familias cafetaleras para acortar las brechas de género en las zonas agrícolas de Tingo María, Tocache, Moyobamba y otras. El reto es asegurar una agricultura inclusiva y equitativa donde la labor que cumplen las mujeres sea visible y reconocida.
¿Cuál es la realidad y en qué condiciones trabaja la mujer cafetalera?
Poco a poco están ganando un espacio en la producción del café. Sin embargo, hace unos años, era una actividad relacionada netamente al varón porque generaban ingresos para mantener a la familia. Las organizaciones solo daban beneficios y oportunidades a los hombres y eso es bueno, pero también es importante reconocer e involucrar a las mujeres dentro de la cadena productiva de manera responsable y cuidando el medio ambiente.
Hay varios estereotipos en contra de las caficultoras, ¿qué perjuicios enfrentan?
Identificarlas socialmente bajo el estereotipo de que la mujer debe dedicarse a su hogar, que las organizaciones relacionan solo al varón como el productor que puede brindar mejores resultados en la chacra. La realidad es otra, en el campo tenemos miles de mujeres que realizan una buena labor con sus cultivos de café. Muchas de ellas, son madres y la principal fuente de ingresos económicos en la familia. Otra de las grandes brechas es la falta de acceso a los servicios de financiamiento. Normalmente, este beneficio es para los hombres.
¿Y qué papel cumplen las mujeres actualmente?
Cuando uno va al campo puede apreciar que la mujer tiene una participación activa en múltiples actividades claves para lograr la calidad del grano de café y la producción. Ella se encuentra en toda la cadena productiva del café. Sin embargo, este papel que cumple la mujer no es visible.
El posicionamiento de las mujeres es una de sus principales metas. ¿Qué están haciendo para lograr ello?
Buscamos que se les identifique como individuos productores, generadores de economía y de calidad de café. No podemos pensar que cumplen un rol secundario. Necesitamos tener una visión más amplia, democrática, equitativa; y se necesita que se ponga en marcha las políticas de equidad de género. No solo la política nacional sino las organizaciones de comercio justo.
¿Qué están haciendo al respecto?
Hemos empezado un plan de acción que promueve el involucramiento de la mujer en la cadena productiva del café. Eso implica fortalecer una cultura organizacional con un enfoque inclusivo que considere que para lograr el desarrollo, el crecimiento económico en el sector agrícola se necesita involucrar de forma clara y comprometida a las mujeres. Estamos fortaleciendo nuestra cultura organizacional, se capacita y sensibiliza a nuestro personal a nivel gerencial, administrativo y técnico para que todos trabajemos bajo la misma línea.
¿Cuál es el número de mujeres que participan a nivel nacional?
Una de las grandes debilidades del sector agrícola, es que no se cuenta con información desagregada por sexo que nos ayude a evidenciar la participación real de la mujer dentro de la cadena de valor del café, lo cual se convierte en un reto que debemos asumir todos los actores involucrados si queremos conocer el verdadero aporte de las mujeres dentro de las economías familiares y a nivel nacional. Sin embargo, dentro de las organizaciones de productores hemos podido evidenciar que la participación de las mujeres en calidad de socias no supera el 30% y a nivel de cargos de liderazgo dentro de las Juntas y Consejos directivos no supera el 25%, debido a que la titularidad y liderazgo por décadas fueron atribuidas a los varones.
¿Cómo se logra ello?
Es importante promover que la mujer desarrolle todas las capacidades para que asuma, con responsabilidad, el manejo completo de su cultivo pero de la mano con su organización que es a la larga la que respalda su crecimiento y desarrollo. Además, le asegurará un mercado con precios justos. También urge promover espacios donde podamos conversar con estas mujeres sobre la problemática del calentamiento global, las acciones para mitigar estos cambios y cómo esta podría pondría en riesgo la producción, integridad, economía y salud si no si es que no tomamos las medidas necesarias.