24 de abril de 2025
Crónicas

David Flores: el joven que convirtió El Morito en un símbolo de esperanza cafetera

David Flores Chilcon aprendió a leer el cielo antes que los libros. Escuchaba el murmullo de los granos secándose al sol y comprendía, sin que nadie se lo dijera, cuándo era tiempo de cosechar. Tercera generación de caficultores en Cutervo, Cajamarca, su propósito no es solo continuar la tradición: es transformarla.

A sus 29 años, ha conseguido lo que sus abuelos apenas podían imaginar: llevar el café cultivado en las alturas de San Ignacio a las tazas más exigentes del planeta. Japón, Corea, China, Canadá, Europa y Medio Oriente disfrutan hoy del sabor y la historia de su finca: El Morito.

Todo comenzó con dos cajitas de 20 kilos. Hoy, exportan contenedores completos de café de especialidad, guiados por tres pilares: calidad, sostenibilidad y amor por la tierra. Y aunque el negocio ha crecido, sus raíces siguen intactas: El Morito es una empresa familiar, donde hermanos, primos y tíos trabajan codo a codo.

“El café me ha dado todo. Me unió a mi familia, me permitió educarme, vestirme, ayudar. El café es mi vida”, afirma David con emoción.

Su voz tiene el peso de una historia heredada y el impulso de un sueño personal:

“Desde que tengo memoria, el café ha estado en mi vida. Lo sembró mi abuelo, lo trabajó mi padre y yo decidí llevarlo más lejos”.

El Morito no solo cultiva café, cultiva esperanza. Con un laboratorio propio, variedades seleccionadas y un enfoque agrícola sostenible, David ha dado un paso más: fundó la asociación SHIPAL, con la que busca conectar y empoderar a su comunidad.

“No queremos más tierras, queremos mejorar lo que ya tenemos. Fincas sostenibles, reforestadas, con valor ambiental y social”.

¿TIENEN FUTURO LOS JÓVENES EN EL CAMPO?

Ese compromiso ya da frutos: jóvenes que pensaban migrar hoy regresan al campo para trabajar en la finca. El café sí es una oportunidad y David lo experimenta cada día en su finca.

“El café nos ha abierto puertas… pero también nos ha permitido abrirlas para otros”, cuenta. “Ahora generamos empleo local. Estamos cambiando el rumbo de muchas vidas”, dice.

Aunque su café ya conquista el mundo, David también quiso que los peruanos lo disfruten en casa:

“Muchos nos decían: ‘si tu café se va al extranjero, ¿por qué no podemos probarlo aquí?’. Así nació nuestra marca El Morito en grano y molido, disponible a través de redes sociales”.Porque en cada taza hay una historia. Y esta, sin duda, es una historia que apenas comienza.

Puedes seguir a la finca de David aquí

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