Hilda Leguía, ganadora de la Taza de Excelencia, y su esposo Cirilo, enamorados del café

Cirilo Amílcar Altamirano conoció a Hilda Leguía hace más de 25 años en Amaybamba, Inkawasi, La Convención, Cusco. Eran muy jóvenes y el amor creció de inmediato, mientras él decidía ser maestro y ella se apasionaba por la cosecha de café. Hoy tienen cinco hijos, la mayor es profesora y el menor tiene apenas siete meses.

«Ella es una mujer trabajadora y cuando la conocí me enamoré, y tuvimos familia, ya no nos separaríamos más», dice Cirilo. El café de Hilda Leguía ganó la Taza de Excelencia 2020. Lo hemos probado gracias a la cafetería MamaQuilla que ofrece una edición limitada: es un geisha que logró 90 puntos en la competencia donde participaron 184 muestras procedentes de 10 regiones.

Este reconocimiento hace feliz a la familia Altamirano – Leguía, aunque todavía no reciben el beneficio económico de parte de la cooperativa Inkawasi.

Para Hilda el amor es como el café, una bendición. Para Cirilo, el amor es la familia, y en la suya el café es fundamental porque gracias a este grano han logrado educar a sus hijos y superar muchas necesidades.

El maestro ha cumplido 69 años. Hilda ya superó los 40. Cuando culmina el dictado de clases, Cirilo se acerca a la finca para ayudar a su esposa, quien silenciosamente está observando los frutos de La Finca Esperanza, que tiene una extensión de hectárea y media. Cirilo ha encontrado muchas veces a Hilda pensativa, contemplando el horizonte. Siempre da gracias al café, a veces tiene una taza en las manos, y en otras está al lado de sus pequeños hablando de la flor, la cosecha y el proceso.

Los fines de semana son los días en los que Cirilo se dedica más a la finca. El trabajo es duro, pero la familia está unida alrededor de la cosecha, y todos parecen alegres. «Disfrutamos el resultado de nuestro trabajo, disfrutamos del café y tratamos que cada día sea mejor», comenta Hilda, hija de caficultores.

Ganar la Taza de Excelencia no les ha cambiado la vida. Ellos siguen trabajando, sin pausa.

Hilda conoció el café a los 15 años, quizás antes. Trabajaba con sus papás. y encontró en la tierra su destino. Jamás imaginó que lograría la excelencia, y que Cirilo, su principal aliado desde siempre, estaría a su lado para motivarla, e impulsarla.

«Así es el amor», agrega el profesor Cirilo. El café no falta en casa, no importa la hora. Ella o él lo preparan con cariño y dedicación. El café es el otro hijo de esta familia grande que sueña con mejores condiciones de vida.

El mejor café del Perú se cosechó en la finca de Hilda. Los dos están orgullosos. Posan para la foto, pero reservan el beso para cuando los niños estén descansando.

DATO

Por segunda vez consecutiva, el premio al mejor café especial peruano se lo lleva una mujer. En 2019 ganó la caficultora cajamarquina Grimanés Morales Lizana, con 92.28 puntos.

Periodista. Especialista en Comunicación Digital y Social Media. Directora de Clases de Periodismo, editora web de Perú21 y directora de La Ruta del Café Peruano. No me imagino la vida sin café. ➤ Soy especialista en Comunicación Digital y Marketing. He sido jurado de Experiencia (2018-2019-2022) del Concurso de Cafeterías de Lima organizado por la Cámara Peruana de Café y Cacao. Estudié barismo en Team Barista.

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