SENASA implementa medidas en resguardo de la producción cafetalera del país

El Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI), anunció que el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA), ha fortalecido sus acciones fitosanitarias, con el objetivo de mitigar los riesgos asociados a la aparición de plagas, que puedan afectar las plantaciones de café, que se encuentran en doce regiones del país.
Como primera medida, se ha contratado personal exclusivo para el desarrollo de labores de control cultural (podas sanitarias) y control químico en 18 mil hectáreas de café, que se encuentran en las regiones de Junín, Huánuco y VRAEM (ámbito de Ayacucho).
De acuerdo a la evaluación y monitoreo de plagas que ejecuta SENASA, se ha podido evidenciar
que estas regiones tienen un incremento en los niveles de incidencia de roya amarilla en el país;
esta situación se debe a diversos factores, entre ellos el poco o escaso manejo que se le brinda
a este cultivo, por ello, la autoridad en sanidad agraria ha optado por intervenir directamente.
Pese a que las otras regiones cafetaleras no tienen mayores problemas fitosanitarios por la
presencia de la plaga roya amarilla, el SENASA ha dispuesto la contratación de mayor personal
para la evaluación y monitoreo permanente en los campos, así como para la capacitación de
pequeños productores.
El plan de acción, liderado por el SENASA, tiene alcance en las regiones de Amazonas,
Cajamarca, Cusco, Huánuco, Junín, Lambayeque, Pasco, Piura, Puno, San Martín, Ucayali, y en
el ámbito del VRAE, en Ayacucho.

Para prevenir la aparición de la roya amarilla en los campos, es fundamental que el productor
asegure la nutrición de la planta, proteja la humedad de los suelos y regule la sombra de los
cafetales, mediante el control de malezas y podas sanitarias.
Además, es importante considerar una adecuada fertilización de la planta, en base a un plan
nutricional; o en todo caso, el abono con compost, estiércol, humus, etc. De acuerdo al
monitoreo que se ha realizado, se observa que el daño de la roya es más severo en plantaciones
que no han sido abonadas y/o fertilizadas y con mayor perjuicio en campos abandonados.

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