Más allá del circuito de Miraflores y San Isidro, nuevos espacios irrumpen en el Centro de Lima, el Rímac, Magdalena, y los conos. Emprendedores cafeteros se la juegan por el café peruano.
¿Hay un boom de cafeterías en Lima? Con optimismo en dosis diversas, los dueños de estos negocios que propician el consumo de café peruano de especialidad coinciden al señalar que está ocurriendo algo bueno en el sector. ¿Se está poniendo el café de moda? Quizás la mejor respuesta sería que ese es el camino, acaso la misma ruta que hizo el pisco hace varios años atrás.
Las cafeterías que nacen no solo ocupan el circuito de Miraflores-Barranco y San Isidro. El Centro de Lima, Magdalena, el Rímac y San Juan de Lurigancho han empezado a llamar la atención. Y este año, los ojos están puestos en los conos, donde también hay gente deseosa de consumir café peruano, del bueno. Es tal el boom que la Cámara Peruana del Café y Cacao acaba de presentar un concurso para buscar la mejor cafetería de Lima. Los resultados se conocerán en mayo.
LA CAFETERÍA DEL CENTRO
En el pasaje Santiago Acuña 190, en pleno centro de Lima, Mauricio Rossi muestra orgulloso Core Lima Café, un amplio espacio de gran altura y ventanales con murales de arte urbano y diseño impecable. Sobre cada una de las mesas hay un cubo mágico. En apenas cuatro meses, el lugar ha llamado la atención por su buena carta y la tranquilidad que encuentras a casi cualquier hora del día, de lunes a viernes. El aroma del café recién tostado te da la bienvenida.
“El Centro de Lima no tenía un lugar para tomar café de especialidad, independientemente de las cadenas que ya conocemos”, sostiene este italiano que se muestra convencido de haber creado un lugar donde el café es la estrella. Ofrecen café de Cajamarca y, sobre todo, ‘blends’, mezclas de diversos tipo de café. Al primero lo llaman ‘red’ y es un café especial de hasta 85 puntos que normalmente se exporta. El segundo, los ‘blends’, son ‘black’. Se trata de una mezcla de café tipo robusta y arábico. El público está bien informado por la carta y los baristas sobre qué consume y al final decide lo que más le gusta.
“Hay un boom de cafeterías y las últimas que han abierto, sobre todo en Miraflores, son buenas. Todas han seguido la misma ola. El café se parece, el 90% maneja un solo origen. Nosotros apostamos más por los ‘blends’. Básicamente, la mayoría que prueba el ‘blend’ se queda con este”, explica, mientras prepara un ‘Stamp Core’, un potente doble espresso con ‘artelatte’
También ofrecen servicio delivery en la zona. Los pedidos no tardan más de 20 minutos y pudimos constatarlo una tarde de trabajo en la redacción.
LA COLONIA DE BARRANCO
Allí está la única ‘Slayer’ del país. La exclusiva máquina de café de espresso se luce imponente en Colonia & Co., una acogedora casona barranquina en la cuadra uno de San Martín. Jackie Becker, la dueña, es una periodista de madre peruana, que apasionada por el café decidió vivir en Lima y tener café del bueno. Inspirada en las abejas que le fascinan -porque trabajan en equipo, buscan la calidad y dan buena miel- lanzó Colonia & Co., un lugar que es visitado mayoritariamente por turistas y que te sorprende con café recién tostado que puede ser natural de Junín, Cajamarca o Cusco. Este día probamos café de Junín.
Rafael Pascuale, el barista, nos ofrece el espresso para empezar y luego seguimos con una amplia gama de ‘cold brew’, cafés helados que en pleno verano la rompen. Jackie disfruta un ‘Breve’, entre un cortado y un capuccino. Tiene menos leche, y la temperatura no es tan caliente.
Hemos regresado dos veces más a este café barranquino, y nos ha costado muchísimo elegir. La oferta de café helado que tiene es exquisita, refrescante y hasta adictiva.
UNA ESTACIÓN, UN CAFÉ, UNA EXPERIENCIA
Estación 329 es una pequeña cafetería que nació en agosto de 2016 en la calle Enrique Palacios, en Miraflores. “Este boom de cafeterías viene como respuesta a una demanda de la gente, y da pie a que cada cafetería trabaje orígenes distinto, perfiles de sabores distintos, y además permiten elegir al cliente en una amplia”, dice César Salazar, licenciado hotelero de 28 años, quien siempre soñó con un espacio así. Mientras conversamos con él, Salazar cuenta que alistan otro lugar que incluya una propuesta gastronómica.
Estación 329 es un lugar pequeño y cálido, con un perfil de cliente muy claro: hombres y mujeres ejecutivos, de las oficinas aledañas, que no tienen tiempo y que quieren involucrar en su ruta diaria un momento para el café. Salen los espresso, americanos y latte. Sirven café a todos los edificios de los alrededores.
César Salazar dice que tomar café es un placer, hay mucho ‘feeling aquí’. “Al que le gusta siempre se da tiempo de preguntar de dónde viene, cuál es el perfil de sabor… El cliente está cada vez más interesado. Más que un producto, el café es un conjunto: la tierra, el origen, el productor”. Un microlote de Sandia, Puno (1,700 m.s.n.m) llena las tazas de esta estación.
“Una cafetería no es solo servir café. Se trata de un proceso de fidelización de clientes. Saber servir un café no significar saber llevar una cafetería”, comparte, mientras Nico alista un latte.
JUEGA Y CAFETEA
En el 3825 de Petit Thouars, en San Isidro, pero más cerca a Lince, está Eureka Café Lúdico. Mariel Quenta, una de las dueñas y administradora, abre las puertas de lo que es posiblemente el primer café para los que aman los juegos en la ciudad.
Hay cerca de 200 juegos disponibles para la clientela y café de Moyobamba que presentan en diversos métodos. “Es un negocio nuevo. Hemos explorado al público y lo que vemos es que temprano la gente viene por el café, pero por la tarde y por la noche llegan más para compartir un café y jugar, que es una manera de conectarse”, dice Mariel Quenta, de 29 años, administradora y barista.
Los llamados ‘boarding’ café se han popularizado en el mundo. Esto recién empieza por aquí. “Hace unos tres años empezaron a surgir cafeterías de especialidad, pero hace un año o año y medio ya se puede hablar de un boom. Abren mucho, y también cierran. El reto es mantenerse”, afirma Mariel. Esta cafetería tiene año y medio, y un público cautivo, un público que va a jugar y cafetear.
CAFÉ PARA EL RÍMAC Y MÁS ALLÁ
Francisco García tenía un sueño y lo cumplió. Master Coffee Perú, en el jirón Ricardo Bentín 613 en el Rímac es una prueba de que la perseverancia no es cuento. La pequeña cafetería y tostaduría tiene en Francisco a una persona comprometida en dejar bien en alto el nombre del café peruano.
Lo encontramos al lado de su pequeña hija, quien le ayuda a colocarse el mandil, mientras él se dispone a acondicionarlo todo para mostrar lo que mejor sabe hacer: arte con el café de especialidad.
Tras pasar por varios países, donde ganó premios y reconocimientos en campeonatos, Francisco tuvo claro que quería un negocio propio. Sabía también que en su distrito -el rico Rímac- no había café del bueno. Contra todo pronóstico, se instaló en el barrio. Previamente lo hizo en una galería del centro de Lima, lugar que abandonó en busca de comodidad. Los Olivos, Independencia y Comas son zonas que están en la mira de Francisco.
“El consumidor puede pagar por calidad si lo acostumbras. Se dice que en el Perú no hay cultura, y es verdad, y en los conos es peor, pero hay que trabajar, hay que educar”, dice este emprendedor de 26 años. Master Coffee Perú cumple en unos días un año. Francisco prepara el café en la mesa para que el público vea de qué se trata, realiza promociones para incentivar el consumo y se detiene a educar a cada persona que tiene interés. “Hemos posicionado al Rímac. Mi mejor marketing es el boca a boca, sin embargo, falta que más gente de zonas aledañas vengan”, detalla. Y se anima a prepara un capuccino. Los tatuajes en su brazo confirman que lleva el café en la piel.
EL ARQUITECTO Y SU PASIÓN POR EL CAFÉ
El arquitecto Toshio Fudimoto fundó hace año y medio Kaldi’s Coffee & Tea en Miraflores siguiendo la intuición y la pasión. Siempre fue consumidor de café, pero un viaje de turismo a Vietnam cambió sus planes. Regresó a Lima impactado. Se convenció que era momento de impulsar el consumo y la cultura del café. Una visita al sudeste asiático fue igualmente clave.